Por: NICOLÁS OLIVARES
Salvo su pequeña reunión para dar dos conciertos en diciembre del año pasado, en Plaza de la Dignidad y en la Universidad de Concepción, Los Bunkers llevan más de seis años en un receso indefinido. En este hiato la banda prácticamente se divide en dos proyectos, «Lanza Internacional» y «LÓPEZ», y pareciera que no hay planes de reunirse más a menudo, o de sacar algún disco nuevo. Por lo tanto «La velocidad de la luz», lanzado en el año 2013, es el último material discográfico que la banda penquista lanzaría antes de este prolongado parón.
Desde mi punto de vista, «La velocidad de la luz» es un disco aceptable, que tiene la materia prima para ser un gran larga duración, sin embargo, carece de un orden lógico en su tracklist, y aparte de algunos temas destacables, es demasiado inconsistente. El álbum parte muy bien… o algo así. Los cuatro primeros temas del proyecto son de los más fuertes que podemos encontrar en su extensión, sobre todo «Desperdíciame», un largo y oscuro track de casi siete minutos de duración, y que pasa bastante desapercibido a pesar de su calidad, y la archiconocida «Bailando sólo», que a pesar de no ser una favorita personal, es una canción muy pegajosa, y que funcionó de forma magistral como single del LP.
El problema es que todas estas canciones, a pesar de ser piezas interesantes, no juntan ni pegan unas entre otras, y después del envión de las canciones iniciales, cómo la melancólica y agradable «Si estás pensando mal de mí», nos sumergimos en una seguidilla de canciones descartables y con nulo valor de repetición. La buena mezcla entre el pop guitarreado y las capas de sintetizadores hacen que sea placentero de escuchar por ratos, pero las letras se sienten cómo fórmulas ultra repetidas con temáticas de quiebres amorosos y relaciones inseguras. Un disco correcto, pero poco innovador, y que se sustenta en sus singles, la tónica en varios de los últimos discos de los oriundos de Concepción