Por: CRISTIAN AVILÉS
Mi relación con el trap latino es un poco complicada: A pesar de estar presente en mi vida prácticamente todos los días por la fama de esta corriente, no termino de tomarle el peso que tiene hoy en la cultura popular. Y por eso cuando un artista de este estilo saca un nuevo disco, me cuesta un poco más procesarlo. Hoy, el álbum a analizar es “KUN” (Warner Music, 2020), la nueva producción de DrefQuila, lanzado el pasado 20 de abril.
Uno de los más grandes problemas del género en la actualidad es que tiene muchas canciones buenas y muy disfrutables, pero carece de discos íntegramente buenos. Algo logró Pablo Chill-e en “S.U.N.O” (2018) aunque decayó bastante en “Cruzifikado” (2020). En el ámbito mundial, el que más regularidad ha encontrado es Bad Bunny, sobretodo con su aclamado LP “YHLQMDLG” (2020), pero sinceramente el puertorriqueño es aplaudido por sus fans en cada cosa que haga, entonces hay que hacer una especia de doble análisis a la hora de hablar de él. En lo que respecta a DrefQuila, tampoco logra sacarse este inconveniente de encima. “KUN” no es un disco consistente, hay varios temas innecesarios y otros que podrían ser hitazos, todo muy intermitente. Y esto considerando que es un LP de 33 minutos, tal vez solo con un EP bastaba.
El cantante de 22 años es por el lejos el más cercano al pop en la escena del trap chileno, incluso más que Gianluca, quien coquetea muchas veces con el indie. El mayor hit de su carrera, “A fuego” no comparte nada con la lírica dura de otros populares exponentes nacionales e internacionales del género como Pablo Chill-e, Julianno Sosa, Duki, Neo Pistea, entre otros. Esto no lo beneficia ni le resta méritos a su trabajo, pero personalmente es algo que extraño a la hora de escuchar a un trapero, aunque en este trabajo hay temas más cercanos a eso.
Este álbum contiene algunas de las letras más desafiantes de la carrera de DrefQuila, como lo son “Oro Amarillo”, “Voy” y “Cardio O” (en colaboración con la dominicana Melymel). Es difícil ver al coquimbano en esta faceta, porque como mencioné antes, él es mucho más cercano al pop en sus producciones de estudio, pero imagino que esta inquietud por experimentar en letras más maleantes nace debido a su pasado en una de las competencias de freestyle más conocidas del mundo, la denominada “Batalla de los Gallos”.
Creo que desde las letras más pop es de donde se desprenden los mejores temas del LP. “Lucifer”, tema que abre el disco, y la colaboración con Polimá Westcoast “Surprise” destacan demasiado por sobre el resto. La incorporación del chileno-angoleño en el tema anteriormente mencionado, es uno de los grandes aciertos de la nueva producción de DrefQuila. Polimá ya había colaborado junto a otros grandes artistas del género y es por lejos uno de los mayores exponentes del trap nacional en la actualidad.
La producción del álbum editado por Warner Music cuenta con varias personas a cargo, un plantel digno de un lanzamiento de sello multinacional. Además de el mismo DrefQuila, participan como productores y beatmakers: SHB Beats, Utopiko (productor de Ceaese), Blackthoven, Lidanza, Efesoul, Zorbeats (que produjo “Luna llena” de Paulo Londra), BeatzAkademy (con participaciones en temas de Farruko) y Halpe (productor en temas del sello MUEVA Records). Claramente el disco del músico cuenta con una producción cuidada y de gran nivel, muy diferente a grabar un álbum sin cariño y a la rápida, nada se deja al azar.
Si bien el disco es disfrutable, dudo mucho que sea recordado con el paso del tiempo. Es un álbum entretenido para poner en una fiesta, pero nada más allá de eso. Es el peso que tienen la mayoría de producciones hoy en día, sobretodo de trap y reggaeton. Aunque acá se nota que hay un esfuerzo por no permitir que este disco no sea una compilación de singles exitosos, lamentablemente no se logra. Al menos se agradece que haya gente que le mantiene cariño aún al arte de hacer un larga duración.
Mi calificación para el disco es un 5 de 10.
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