Por: NICOLÁS OLIVARES
Amarga Marga es una banda que ha vivido en carne propia un ascenso meteórico dentro de la escena independiente de nuestro país. Desde el lanzamiento de su primer EP en el año 2014, han construido una base de fans sólida, la reputación de ser una banda con un sonido energético, prolijo y cuidado en sus presentaciones en vivo, además de dos álbumes de estudio. El primero de estos, <<Mi arma blanca>> (Algorecords, 2016), fue un serio contendiente a álbum revelación de aquel año. Con un setlist repleto de hits, fue un baldazo de agua fresca para el rock alternativo nacional, y que al grupo le valió darse conocer a través de Chile, tocando en numerosas ocasiones en las principales ciudades de norte a sur.
A fines del año pasado, la banda anuncia la salida de su segunda placa de estudio, <<Dimensiones>> (Algorecords, 2017), disco que fue bien recibido por su leal fanaticada, pero que generó reacciones dispares entre el resto del público. El segundo álbum de una banda es generalmente el de la consagración, en el que cada detalle errabundo del debut se pule hasta alcanzar una madurez musical. Sin embargo, la falta de aquella madurez, necesaria para avanzar, es la que ha puesto a la banda en una situación turbulenta. Un mes antes de la salida de <<Dimensiones>>, el conjunto había sido anunciado para participar de la próxima edición de Lollapalooza, que finalizó el pasado domingo. Pero un altercado en una fiesta relacionada a la organización del festival, terminó con el vocalista Felipe Huerta peleándose con guardias y asistentes, y con el grupo marginado del encuentro.
El grupo trató de salir a flote después de este gran tropiezo, y el 2018 parecía ser un año auspicioso. Disco nuevo, material fresco, y presentaciones dentro y fuera del país eran el panorama para Amarga Marga, no obstante, terminando el mes de febrero, la banda se baja del <<F de Festival>>, tocata que tenían agendada hace semanas, y desaparecen de redes sociales hasta el día de hoy, a poco de cumplirse un mes de este último episodio. Se podrían especular acerca de las razones de esto. ¿Separación? ¿Tensiones tras los traspiés que han sufrido? ¿Un disco que no ha cumplido con las expectativas? El día de hoy, analizaremos <<Dimensiones>>, un disco que podría tomar tintes muy distintos después de que el rompecabezas de la »desaparición» de Amarga Marga sea resuelto.
Puedes escuchar el disco en este enlace.
No es la forma de iniciar una reseña, pero debo decir que tengo un serio problema con este disco. Cuando lo escucho, siento que estoy oyendo dos álbumes distintos, y las canciones de cada uno están intercaladas. Por un lado tenemos a <<Dimensiones paralelas>>, <<Epitafio Virtual>>,<<A veces Boy>> y <<No hay pacto>>, compuestas y cantadas por el (¿otrora?) vocalista principal, y guitarrista rítmico, Felipe Huerta. Estas canciones me dejan en general una buena impresión. La voz de Felipe se me hace agradable a los oídos, y la sección instrumental de estos temas, consta de un sonido recatado, casi nostálgico, todo muy bonito. Las letras jamás han sido el fuerte del grupo, pero en estas canciones, el aspecto lírico llega a catalogarse de »decente» a »acertado».
Por otro lado, tenemos a <<La pena>>, <<Imágenes tuyas>>, <<Hazte el favor>>, <<Mochi cora>> y <<Quiero no quiero>>. Canciones compuestas y cantadas por el (parece que ya no) segundo vocalista, y guitarra líder, Diego González. Y a pesar de que nunca voy a dejar de aplaudir el excelente trabajo que éste realizó en las pistas de guitarra de sus canciones, uno de los puntos más altos del disco, debo decir que a ratos, no puedo soportar estos temas. Un constante (y casi patético) deseo por parecer »shuper cotidiano», y »como-uno», utilizando una sarta de chilenismos sin trascendencia, palabrería y conceptualidad innecesaria, y hasta un revoltijo de quejidos y garabatos en sus canciones, hacen que pueda decir con propiedad que Diego González es uno de los letristas más frustantes de la escena nacional.
Y el problema no termina ahí, ya que además de estas letras, que dejarían descolocado hasta al más asiduo consumidor de estupefacientes de tu barrio, se suma el dulce canto de Diego. ¿En serio queremos escuchar a alguien plañendo y forzando »gallitos» en su voz por cinco canciones enteras? Ese es el único comentario que haré al respecto. Quizás es una critica dura, y podrían preguntarme: »Pucha, por lo menos, ¿Podrías decirnos cual es tu tema favorito?». Y la respuesta es una sola para mí. <<Casa>>, compuesta y cantada por el bajista del grupo, Nahí Ferreira. Así es, en mi opinión, la mejor canción del álbum es justamente la que sale de la lógica Lennon/McCartney-nesca que este disco ostenta.
Ésta lógica deja en segundo plano a Nahí y a Diego Terán, bajista y baterista del grupo, los cuales para mí son parte fundamental del sonido de este disco. <<Casa>> es una canción preciosísima, y las pistas de bajo de Ferreira destacan a lo largo de todo el álbum. La batería de Terán resalta de igual manera, es sin duda un baterista extraordinario. Con una dirección distinta, el disco pudo haber sido mucho mejor. Ya que talento, Amarga Marga tiene de sobra.
Me apena mucho que este disco no haya sido lo que muchos esperábamos de Amarga Marga, todos aguardaban la consagración, pero la inclusión de una estética que remeda al »vaporwave», y las diferencias abismales de calidad entre tema y tema, resultaron en una decepción de disco. Un <<Mi arma blanca>> con ritalin, un disco que no cumplió con las expectativas que tenía de él, y que para mí, merece una calificación de 3 de 10.