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Tarde o temprano: Todos Mis Muertos – Nuestra Virgen de los Dolores (2021) – Crítica Musical

Por: NICOLÁS OLIVARES

Cada ser humano está equipado con una serie de mecanismos de defensa ante cualquier amenaza o adversidad. Estas estrategias de afrontamiento (algunas más efectivas que otras) generalmente se activan en situaciones de ansiedad o estrés, predicamentos a los que casi todos nos hemos tenido que enfrentar en el último tiempo. La pérdida de una persona cercana, el mundo derrumbándose a tu alrededor o catorce largos meses de encierro, dolor e incertidumbre, son situaciones que nos ponen a prueba y nos obligan a pelear. Y en el caso de perder estas batallas, la reacción ante vernos desarmados ante nuestros miedos, es llegar al punto último de rogar por nuestra salvación.

Eso es precisamente lo que me transmite, personalmente, el disco que nos convoca el día de hoy. «Nuestra Virgen de los Dolores» es el cuarto lanzamiento de Todos Mis Muertos, aventura solista de Lucas Pacheco, quien participa en otros proyectos como Cementerio de Animales, neväda y tokio por siempre. En veintiún minutos repartidos en siete tracks, Lucas nos entrega una aproximación más inclinada a estilos como el folk, en desmedro del indie rock y ritmos slowcore que presentan sus trabajos anteriores. Otro cambio es el sello detrás de la publicación, dejando de lado al Sello Pútrido y lanzando el disco por Camina Por Fuego Conmigo, disquera que agrupa a los proyectos de Lucas y su compañero en «tokio», Hausuu, además de otros artistas independientes.

El disco te azota inmediatamente con una sentimentalidad profunda e infecciosa, en el mejor de los sentidos. «Querido Dios» es un tema que cala en lo más hondo, y define muy bien el concepto que vamos a encontrarnos a través de todo el álbum. Inmediatamente se puede notar como la impronta de Lucas en el trabajo es un paso audaz y arriesgado a una dirección más acústica, y mucho más frágil y desvalida en lo lírico. Creo que este último punto es lo más destacable del track, la letra es una sentida y conmovedora plegaria, y que probablemente contenga las mejores líneas que Pacheco ha entregado hasta el momento como Todos Mis Muertos.

La primera mitad del lanzamiento es un compendio de canciones muy interesantes, y que sirven para adentrarse en este concepto plagado de dramatismo y referencias religiosas que Lucas nos presenta en «Nuestra Virgen de los Dolores«. «Nuevo Culto«, al igual que la primera canción del LP, me sorprendió gratamente con su construcción y líricas. La tétrica y sádica letra que acompaña a la melodía pegajosa y tarareable del tema se complementan muy bien, logrando capturar de forma muy efectiva la naturaleza oculta y siniestra de los cultos religiosos, ya sea cristianos, paganos o de cualquier tipo.

Otros temas como «Aiko» se construyen como tiernas baladas, dejando un poco de lado -pero no totalmente- la temática religiosa, aunque sigue manteniendo el invariable clima de angustia. Como mencioné, este giro acústico es una constante a través de todo el disco, y creo que realza de mejor forma lo que Pacheco quiere transmitir, a diferencia de trabajos anteriores como «Horror Corporal«, cuya producción con elementos más electrónicos y capas de reverb propias del slowcore dejaban la voz de Lucas, y lo que quería expresar en cada canción, en un segundo plano.

La segunda mitad del disco pierde un poco de fuerza, pero no es una bajada drástica, para nada. De hecho, es en estos últimos temas donde se encuentran varios de los elementos más innovadores dentro del LP, que de haber seguido en una sola línea, hubiese aburrido a pesar de su compacta duración. En el cierre, «que nunca te olvides de mí«, nos encontramos con una base predominantemente electrónica, que a medida que avanza el tema se va fundiendo en un océano de guitarras y otros instrumentos con distorsión y delay al máximo. Otro gran momento de esta mitad, y uno de mis favoritos del disco, es la letra de «Infierno«, donde el concepto del rezo a Dios para sanar el sufrimiento terrenal llega a su máxima expresión. Encuentro especialmente poderosa la línea que abre el tema «Por las noches ruego a Dios, ten piedad que no puedo estar peor«. Desgarradora.

Volviendo a uno de los puntos anteriores, me parece que Todos Mis Muertos puede evitar caer en la repetitividad y el aburrimiento al entregar un trabajo bastante conciso en lo que a duración respecta, y nutrido con canciones que contienen algunos giros interesantísimos en su instrumentación, además de temas con una extensión corta o estándar como, por ejemplo, la breve «Jesús se fue en la mañana«, que con tan solo un minuto y medio, mantiene fresca y rápida la experiencia de escuchar este trabajo discográfico todo del tirón.

Otros elementos que mantienen bien resguardada la novedad del proyecto son los pequeños separadores que hay entre algunos tracks. Las campanas antes de «Querido Dios«, el fragmento distorsionado de una escena de animé en «Aiko» o la confusa conjunción musical en reversa de la sentida «Papá» logran evitar uno de los errores más comunes de los álbumes que basan su concepto en un sonido específico: que suene como una secuencia monotemática de temas que suenen a lo mismo y que no se distinga el inicio o final de cada uno. Simple y efectivo.

Y esta también es la descripción que puedo hacer para resumir este disco en general. Con un arsenal más recatado de instrumentos, y sin construcciones apoteósicas o muy complejas, «Nuestra Virgen de los Dolores» le da frescura a la activa carrera de Lucas Pacheco como compositor. Rápidamente este proyecto se transformó en mi favorito del cantautor, e incluso me hace desear con que continúe por esta línea aunque, a decir verdad, desconozco si este lado acústico es algo que seguirá explorando, o solo es un arranque a-la-Weezer como lo hecho en «OK Human«. De todas formas, lo que escuché acá me sorprendió en lo musical, y me dejo con bastante que pensar en lo emocional, siendo ambas sensaciones algo muy positivo cuando lo que buscas en la música es algo que te impacte. En este caso, Todos Mis Muertos lo logró con creces.

Mi calificación para este disco es de un 8 de 10.

En memoria de Estela Norambuena, fallecida en la noche de este sábado a raíz de complicaciones por el COVID-19.

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