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El latir de la estrella: Du-Octantis – Homónimo (EP) (2021) – Crítica Musical

Por: VICENTE COLLAO

La pandemia se está convirtiendo en el nuevo vaporwave. No en un sentido musical, sino estético o integral, de acuerdo con el contexto que vivimos. En un comienzo, la angustia e incertidumbre que ahogaba nuestras mañanas se instaló, tan silenciosas como el virus. Con el paso del tiempo, se ha vuelto un nuevo motivo mercadotécnico; un nuevo elemento de explotación, tanto en el arte como en el comercio. Muchos de los trabajos que hemos revisado han tomado esta idea de irresolución y, si soy sincero, creo que ya se está diluyendo en el vacío hipermodernista.

Pero eso no es sinónimo de mala música. El explorador de sonidos Gustavo San Martín ha decidido sumar fuerzas con el pianista Pablo Ariel López, para crear un conglomerado de sonidos ubicados en el jazz contemporáneo. Claro, es una descripción bastante seca, como se esperaría de la unión de influencias bajo ritmos menos populares entre la música mainstream. Du-Octantis es una cumbre melódica, vestida de colores mucho más románticos de lo que uno pensaría.

Si uno lee los títulos que componen su primer EP, se genera expectación de algo contestatario y aguerrido. No podría estarse más alejado de la verdad, por lo menos en un sentido emocional. Los paisajes que dibuja el dúo poseen texturas sensibles, bebiendo de una melancolía punzante en los labios. Se trata a el conjunto como una exposición de prog rock, dada la complejidad de ciertos momentos compositivos de las canciones. Esto también es bastante errado. La influencia del pop más somnoliento es clave en el sonido de Octantis, con un piano y añadidos electrónicos que toman la atención en todo minuto. Además, los temas son acotados y no tienden a dar vueltas bajo la parafernalia improv que caracteriza al jazz o fusión, aún si tiene ciertos elementos marcados.

No estamos ante un Emerson, Lake & Palmer, sino más bien a una experiencia de música lounge con brotes latinos, sin la pomposidad inocentona que caracteriza la «música de ascensor». Eso sí, no es que sea precisamente un paseo por el mall; las tonalidades que cobran las percusiones de las teclas de Pablo no son excluyentes ni exigentes, pero no están exentas de maestros como Weather Report, por ejemplo. Pero más destacaría la influencia “americanizada” de Jerry Martin en sus parajes más calmos. Agreguen un tinte de oscurantismo y espiritualidad, y nace Du-Octantis.

Por lo mismo, la experiencia contenida en este EP dista de ser servicial. “7Bots” se asoma con toques de teclado diminutos, engañándonos con una apertura tranquilizada hacia menores nostálgicos y tristes, además de voces humanas que burbujean en la lejanía. El redoble de baterías resuena en “Fakenews” bajo una ecualización cavernosa, con cambios percusivos de tintes un tanto electrónicos. “Murgabeat” abre con más estruendos vocalizados y fantasmales, mientras las notas de Pablo se vuelven intensas, esperando la explosión de tensión. Un sentimiento de introspección y naturalismo se sitúa con el latir de “Fütake Cheyem”, la construcción más atrevida del conjunto; las estelas de un firmamento, observado desde los ojos del indígena.

En verdad, mi mayor problema con esta exposición de ideas es la temática en conjunto. La contingencia sanitaria y mental ha sido motivo de creación artística desde casi el inicio, sumado a los aires de revolución que pululan en el consciente colectivo. Sin embargo, he notado que estas ansias de obstrucción al sistema se han ido acoplando bajo cánones musicales fungibles, donde vale más el tocar los temas por encima que realmente analizarlos. El obtener un resultado catártico, que vaya más allá del simple enunciado: “sí, las cosas están mal”. Bajo tal ojo crítico, era absolutamente innecesario que Du-Octantis se disfrazara de consignas, porque su música no inspira un deseo de penetración, de cambios sustanciales. Está arropada en un ideal artificial y recatado; el jarabe de los hot cakes, el jogging mañanero y el cereal Cheerios. Su música, desde lo estrictamente sonoro, es pasiva. Muy pasiva, sobre todo en comparación a lo que trara de describir narrativamente.

Aún con esta problemática conceptual, es cierto que llamar la atención cuesta bastante; más si consideramos que se emplean estilos que, comúnmente, se asocian con lo elitista. O la llamada “música de relleno”. Para quienes buscan una experiencia aparentemente minimalista, que se desenvuelve en quince minutos de goce auditivo, el primer trabajo de Du-Octantis tocará los lugares correctos; en especial si son fans de las composiciones que tienen el piano como principal vehículo de vibraciones. Será interesante ver dónde llegarán Pablo y Gustavo en el jazz urbanizado, y si sus ideas convergerán en una experiencia más atrevida, sin perder ese borde pegajoso de sus compases.

7/10

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