Por: MARCELO MARTÍNEZ
Se cree falsamente en Chile que escuchar música “emergente” es complejo, o que da mucha lata llegar a un artista nuevo o que tenga un sonido original. La música indie chilena actual que uno descubre, es resumible en la frase demasiado parecida… pero hay excepciones. No son pocos los artistas que buscan formas más originales y pintorescas, la cuestión está en encontrarlas, porque caer en el bucle de artistas es bastante fácil; simplemente hay que darse el tiempo. El que busca siempre encuentra, y el que descubre una banda que tiende a hacer las cosas con un tinte diferente es un capo, y ahí es como llegamos hasta los rincones más suaves del indie: la entrada de la casa de la banda nacional Chicarica.
Chicarica es un conjunto que fue formado en 2016 por Lorena Pulgar, Martín Pérez, Felipe Zenteno y Santiago Farah, destacándose en sus inicios con canciones como Papayas, Té y Sólo Calor. Ya en 2018, en una unión con el Sello Cazador, la banda presentó su primer EP llamado “Dale Mami”, el cual contó con una producción basada en sonidos electrónicos y algunos toques de synth pop. De ahí en más liberaron un par de singles que seguían la esencia de lo presentado anteriormente, siendo “Ay tentación” de 2019 un punto de inflexión importante, y la banda se preparaba para quemarlo todo. Finalmente, el 29 de enero de 2021 dispararon su primer larga duración, “Arde lento”, en conjunto de la productora reina de lo indie: Quemasucabeza.
“Arde lento” fue grabado y producido por el conjunto entre junio de 2019 y octubre de 2020. Once de los temas fueron mezclados por Martín Pérez Roa y masterizados por Francisco Holzmann, además de uno mezclado y masterizado por Pablo Bello. El LP tiene una extensión de treinta y dos minutos.
El disco comienza con “diamantes ✧✧”, tema bastante acertado para darle pie al camino, donde la voz suena muy bien, especialmente en un pasaje en específico, cuando Lorena da una nota alta, larga, complementándose con los sonidos interesantes de la guitarra. El sintetizador avisa que será un protagonista durante este recorrido. Después suena la canción homónima del disco, “arde lento”, donde la pista vocal es preciosa, y donde el verso “si caigo ojala que explote”, encaja muy bien en repetición, y el detalle del cambio de voz es correctísimo.
El tercer track corresponde a “aytentación”que como ya se mencionó, se había sacado como un single por el 2019; el tema comienza con la instrumental que se apodera por unos segundos, sonando de forma correcta. Por su parte, la letra supone un llamado a la atracción. Continuando con el disco, este nos sorprende con un interludio llamado “a.” , que suena como un ensayo. Suenan unos sintetizadores muy exquisitos que generan la pregunta ¿por qué no se usó en el disco como una idea más desarrollada?
A continuación llega “no pide rescate”, la cual inicia con instrumentales que sonarán durante casi toda la canción de una manera no-muy-indie-pop como las otras, y en un tono quizá más sombrío con una voz lenta. La letra queda sujeta a interpretaciones personales, pero me sorprendieron los sintetizadores que, entrando a la mitad de la canción, aceleran hasta llegar a un ritmo rico y sutilmente ochentero. Los efectos que se acoplan a la voz, y el cómo la guitarra va manejando el tema, lo hacen distintivo frente al estilo suave y lúdico que nos tenía acostumbrados.
Luego, nos adentramos de golpe en el tema número seis, “hermoso final”, que posee las líricas más herméticas y difíciles de captar, además de una instrumental de teclado que toma decididamente las riendas del track, y que se muestra bastante simple, a veces demasiado, en comparación con los otros temas. Le sigue ✄. un pequeño interludio de treinta segundos que, sinceramente, creo que está un poco de más. En “piensa en mí”, en tanto, nos encontramos con un corte dominado también por la simplicidad, pero con una preciosa pista de sintetizadores, rematando con un solo que se cuela entre los mejores momentos del álbum.
El último tramo del disco es bienvenido con “invierno en mi vaso” que nuevamente es impulsado por las máquinas, y donde la voz de Pulgar con un manejo suave suena en armonía. Me sorprendió la guitarra, que toma la delantera por la mitad de la canción, aunque rápidamente es estropeada por muchos sonidos que empiezan subir de pronto y todo se desordena, estrategia que en algunos temas sienta bien, pero que aquí parece no calzar del todo. Eso sí, me quedo con la versión en vivo aparecida en “No es cualquier sesión”, donde el sonidista de turno lo hizo impecable.
El décimo track es “Té”, una especie de remix del tema original del 2016 junto a la rapera Catalina Cornejo (Catana). Este tema -que me recuerda mucho a Mac DeMarco– pudo haber sido un catalizador para la banda debido a la mezcla de estilos, sin embargo, las letras que le impone Catana no cuajan tan correctamente con el sonido de fondo, que no es una base rap ni de indie pop, no alcanzando el nivel del tema original. Llegamos a otro interludio, “b.”, una suerte de sonidos lúgubres con un sample bien distorsionado. y que otra vez parece estar un poco de más. Cerramos el álbum con “mirada bella ♠”, la cual contiene, sin dudas, la letra más introspectiva del álbum y quizá por eso mismo me agradó bastante, adquiriendo combinaciones más lentas y (ahora sí) elaboradas, con sonidos de percusión que llevan el ritmo de la canción. El álbum termina bien, sin tanto glamour, pero con una nota positiva.
En la valoración de este producto, podemos decir que para ser el primer lanzamiento “grande” de la banda, es un LP bonito y muy bien logrado. La voz de Pulgar tiende a ser dulce y a ratos monótona, pero esto no es algo negativo, al contrario, es la mejor herramienta con la que la agrupación cuenta, debido a la cohesión armoniosa que logra en ocasiones con los suaves tonos de las canciones. El sintetizador, que junto a los teclados comparten el liderazgo melódico en compañía de la vocalista, funcionan de gran manera, aunque en instancias esporádicas desatina y genera un pequeño desorden en lo sonoro. La guitarra tiende a quedar en un segundo plano, destacando en pocos pasajes del larga duración, por lo que se siente que pudo haber tenido un poco más de protagonismo en ciertos momentos.
Para concluir, podemos decir que “arde lento” es muy disfrutable, notando que la esencia de la banda no se encuentra en el indie pop o en la electrónica, pues más bien tiende a alejarse mucho de esos géneros en ciertos momentos. Podría percibirse como descoordinado o sin tanta experiencia en la materia, teniendo en cuenta que al final la gente que consume siempre es insaciable y propensa a enojarse si los temas son todos muy parecidos o muy distintos. Ahí debe aparecer el ingenio del artista y su capacidad para idear cosas nuevas y únicas. Pienso que ese es el camino para “chicarica” con este álbum, donde las maneras son encontradas y además da para seguir mejorando. Viendo el potencial de la banda, personalmente espero que sigan sacando música, estando atento a cualquier novedad suya que vaya apareciendo.
7/10
