Categorías
Críticas

Déjame la puerta abierta: Pau – Latencia (2020) – Crítica Musical

Por: JOAQUÍN TORRES

Suele pasar que todos tenemos una suerte de fantasma que se posiciona frente a nuestro oído y nos susurra (o a veces nos grita) la iracunda propensión creativa que llevamos dentro. Muchas veces aquella creatividad se desvanece en pos del avance de la vida estudiantil o laboral, a veces demasiado sobrevalorada. Otras veces, simplemente se canaliza en otras actividades que necesitan de la maquinaria creativa, como la escritura de críticas musicales o, como en el caso de Pau, la producción musical. Pero está más que claro que el fantasma no deja de gritar hasta que hagas algo al respecto.

Esta creatividad dormida se dejó expulsar en una serie de nueve canciones hechas por Pablo Acuña, quien contaba con una vasta trayectoria como productor musical de distintos proyectos nacionales, y que ahora se nos presenta bajo el nombre de Pau. Justamente, el título de este trabajo es perfecto para ilustrar esta necesidad creativa es la que se encontraba latente en el ahora cantautor, buscando escapar de su profundo escondrijo. «Latencia» dejó su estado homónimo hace exactas dos semanas para quedar descubierto ante el auditor que, por qué no, también pudiese ocultar dentro de sí ese mismo estado.

Por más que haya sido algo tan latente, lo que encontramos en este LP no es para nada una expulsión desordenada ni mucho menos rabiosa de sentimientos y emociones. Más bien, prima con mucha astucia la calma y la sutileza inteligentemente pensada y atenta a la contingencia musical que pudiese presentar cada track. Cada arreglo presentado es muy exacto, creando un aura bastante liviana en todo el disco, cargándose claramente hacia un estilo en extremo suave y popero, muy reconfortante y libre de cualquier exceso inoportuno.

Más que hacerse un río uniforme, lo que encontramos en «Latencia» son nueve ríos diferentes que terminan por desembocar en el mismo mar y que a su vez nacen del mismo lugar. Sin necesidad de variar mucho en cuanto a instrumentos en cada canción, este disco se forma sus propios márgenes sonoros y los respeta solemnemente. Pocas veces oímos algo que se escape de estos límites cuidadosamente establecidos, incluso utilizando casi los mismos efectos en cada instrumento, exacerbando siempre esa tranquilidad que prima en cada canción.

No obstante, tal poca falta de respeto hacia los márgenes autoimpuestos podría parecer soporífera para ciertos usuarios más exigentes. En lo que a mí respecta, me parece un gran logro el poder crear un trabajo dinámico con una paleta de sonoridades tan reducida. Al decir que este trabajo es pop, es muy probable que se aparezca la imagen de un disco repleto de sintetizadores distintos, baterías electrónicas y movimientos frenéticos insaciables. Empero, estamos bastante alejados de ello.

Si bien el recurso electrónico se hace bastante visible en todo el álbum, es cierto que no lo copan con autoridad. Las guitarras eléctricas no se hacen esperar, ejecutando varios rasgueos y punteos en prácticamente todas las canciones del disco. Sin grandes efectos en ella, se suele escuchar con movimientos muy sencillos que inspiran confianza y esperanza. Debajo de ellas, un travieso bajo ejecuta líneas bastante interesantes que le entregan sabor a cada canción.

Uno de los invitados especiales más connotados en «Latencia» es el saxofón. Alcanzando bastante protagonismo con sus familiares sonidos e interesantes melodías, se alza suavemente en casi todos los temas. A su vez, todas las baterías de este disco (excepto en la primera canción) están ejecutadas por Cristóbal Soto de Medio Hermano, quien se desempeña más que correctamente con ritmos simples pero que forman una buenísima base para todo lo demás. Al mismo tiempo, en «Depresión Estacional (Pittosporum)» oímos la apacible voz de Dulce y Agraz, quien aporta de buena manera a este track introductorio.

En las letras es donde más se manifiesta una brillante heterogeneidad. La pluma de Pau es capaz de hacer de cada canción un cosmos independiente del resto. Basándose en relatos que podrían parecer muy cotidianos y lugares universalmente asequibles, la creatividad se echa a correr. Mediante ese lenguaje -siendo a veces irónico y/o metafórico- es que Pablo evoca conceptos propios de nuestro siglo, como podrían ser la ansiedad, la vida virtual, el arribismo y la ilusión de que cada nuevo año traerá una vida casi completamente nueva.

Definitivamente, nos encontramos ante un álbum que desde su concepción presenta una inquietud muy personal. Ese tambaleo estrepitoso se traduce en, por el contrario, un disco abundante en calma pero que lleva una furiosa vibra de intranquilidad en cada canción, impactando casi de forma inmediata en el auditor y dejándonos una grandiosa sensación. Cumple con bastante eficacia su cometido y, si es que no nos deja pegado el disco en sí, una que otra canción la repetiremos varias veces sin dudarlo.

Toda la experiencia acumulada por Pau debe haber influido en tan buena iniciación discográfica. Aunque hayan canciones que no me convencen del todo, «Latencia» se constituye como un inicio prometedor que nos tienta rápidamente a escuchar lo próximo de este artista, ilusionándonos con que lo que vendrá será aún mejor.

Mi calificación para este disco es de 7/10.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s