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Un sueño ajeno: Los Días Silvestres – Homónimo (EP) (2020) – Crítica Musical

Por: JOAQUÍN TORRES

Oficialmente, el invierno de este 2020 escribirá sus últimas 24 horas de historia el próximo lunes 21 de septiembre. Sin embargo, creo que para la mayoría de nosotros, el inicio de septiembre definitivamente se distancia de cualquier atmósfera invernal posible, a pesar de que los días nublados y el frío acaparan buena parte de dicho mes. Quizá sea esa ilusión de las fiestas patrias ideales la que nos instaura una visión de un cielo perfecto acompañado de volantines y un tiempo templado para este nuevo mes. No lo sé, pero sí sé que el disco que me hará sacar unas palabras hoy es muy invernal, y me aprovecharé de este día 31 de agosto para darle mi adiós al invierno con este escrito.

Los Días Silvestres, banda que ya lleva poco más de dos años dando vueltas en el circuito nacional, expulsó con bombos y platillos hace cerca de cuarenta días, cinco canciones que conforman su EP debut, titulado de la misma manera que la agrupación. Cuarenta días, un periodo de tiempo que ha estado en boga y que dadas tantas circunstancias que confluyen en este preciso instante, parecen la aproximación perfecta para desmembrar este primer ataque.

¿Aló, distancia social? no creo que sea la adecuada entre cada track de este EP. Efectivamente, el dream pop, jugueteos con el jangle pop y la marcada tendencia ya muy clásica del indie chileno son dueños de la sonoridad de este trabajo. Todos -tracks y estilos- tocándose casi constantemente, sin cesar. Pero no lo escucho, ni de cerca, como si fuera cualquier disco genérico de niños indie. Se logra imponer fácil, natural y cómodamente ante mi arraigado prejuicio, y del mismo modo me parece que su estética es muy identificable y logra cautivar a cualquier auditor, ya esté -en la medida de lo posible- desprejuiciado, o cargue con un embargo incluso más poderoso que el mío.

Pulir sonido, pulir sonido, pulir sonido… algo que a veces pierde su valor en pro del lo-fi o de sencillamente contemplar lo sucio en una producción profesional con objetivos placenteros. Los Días Silvestres escapan de ello magistralmente. A cargo de la misma banda y Félix Encina, la producción de este EP lo dejó sonando increíblemente pulcro, limpísimo y brilloso a más no poder. Mucho gusto da, pues calza de forma impecable con la propuesta, y suma mucho. La definición preciosa de cada instrumento es la que manda, a excepción del bajo, que a mi gusto debería adquirir más protagonismo, pero ese detalle queda a la altura de un poroto si lo comparamos con lo bello que quedó el resto.

Basado en lo dicho anteriormente, quizá crean que estamos ante un álbum monótono en todo sentido. ¡Muy alejado de eso! si bien la primacía de una fórmula sonora es clara, cada canción tiene su propia estrellita. Están separadas, por eso un par de párrafos atrás dije que cada track se tocaba «casi» constantemente, porque es en la sutileza estilística mas no en su particularidad auténtica. El track que más se escapa sonoramente es, sin duda alguna, «Providencia«, el cual se nos presenta como una canción muy lenta y acústica en un principio pero que de pronto nos restriega en la cara los únicos pasajes de guitarras afiladas que oiremos en todo el EP.

La excepción confirma la regla, me dirán los más porfiados. O lo que es igual, nada va a cambiar, al menos nada importante, frase al estilo de Los Días Silvestres. Pero en sí, al oír los hechos, «Anka» y «Miel» se baten claramente en una carrera frente a «Grandes avenidas» y «Niño«. «Anka«, sobre todo, es la más frenética y descontrolada, apoyada en un sintetizador juguetón y una guitarra que juega entre el arpegio y el rasgueo clásico. Esta contrasta con «Niño«, la más calma (después de «Providencia») y al mismo tiempo más melancólica y sensible, desenvolviéndose sobre una batería con destellos irregularmente bellos y un sintetizador muy suave.

Invernal a más no poder, ese es el estilo de Los Días Silvestres. Desde la misma portada despliegan una idea lluviosa y glacial. Eso no serviría de nada si no lo justificasen ellos mismos. Es más, me desagradaría por completo. Aunque quizá no lo justifican y sólo es un delirio mío marcado por mi propio determinismo sonoro basado en las estaciones del año y los diversos lanzamientos que ocurren en ellas. Bah, prefiero creer que no, y que Los Días Silvestres entregan argumentos constantemente mediante ese tinte mágicamente perfecto que posee el sintetizador y que te golpea de lleno desde los primeros segundos de «Grandes avenidas», y que de ahí en más rara vez suelta su protagonismo.

No sólo es el sintetizador ni su tinte propio el que levanta el sonido invernal. El clásico chorus en la guitarra -mal llamada Macdemarquiana– junto a su propia sencillez reflejada en punteos, arpegios y acordes simples, entregan un tapiz importante. La batería no se queda atrás con su actuación más que oportuna, y qué decir de la voz que es al mismo tiempo apretada, robusta y sobre todo sentimental a más no poder al ejecutar las buenas letras atrapadas en esta producción. Y por último, el bajo… ¿es esto And Justice For All…? de verdad, ese debe ser el punto más bajo del disco, y más decepcionante al mismo tiempo. Claramente, pudo haber tenido una expresión muchísimo más grande, acompañando las atmósferas creadas y siendo más que un simple sostén.

¿Les gusta más el invierno o el verano? a mí el verano, pero este disco no me puede dejar para nada indiferente, mucho menos disgustado. Cumple a cabalidad en casi todos sus aspectos y logra emocionar al auditor, pellizcando fuertemente uno de los objetivos más importantes de cualquier pieza musical. En cerca de diecinueve minutos, Los Días Silvestres muestran todo su potencial y se notan cómodos con un sonido que se hace suyo de inmediato, y que además está muy bien hecho desde la parte técnica.

Gran forma de debutar en estos pastos. Y como buen debut, obvio que pueden pulir ciertas cosas y tendrán, espero más pronto que tarde, una nueva oportunidad para desenfundar todo lo que nos promete este primer EP. Claramente, la invitación es a escuchar este disco de manera atenta, especialmente en estos días tan helados, de los últimos que van quedando. ¿No que para mí, figurativamente, el invierno termina hoy? y sí… pero quién soy yo para establecer una norma tan importante como esa, mejor guíense por el calendario oficial ¡y partieron a aprovechar los últimos días de invierno escuchando este álbum!

8/10

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