Por: NICOLÁS MARTÍNEZ
Después de casi tres años de silencio tras la salida en diciembre de 2016 del extended play “Asteral” (LeRockPsicophonique, 2016), la banda tortuganónima cierra el año 2019 sacando un nuevo proyecto a la luz, nos referimos a “Imago” (LeRockPsicophonique, 2019). Este nuevo álbum permite que nos adentremos en las nuevas influencias que ha recibido la banda, tras la llegada de dos nuevos miembros: Felipe Valdovinos, en bajo y sintetizadores; y Octavio Cañulef en batería y percusiones. Éste álbum fue lanzado al público el 22 de noviembre del 2019, y que se compone de diez tracks y 52 minutos de duración, contando con distintos distintos invitados, como Tomás Pérez, Koala Contreras de Como Asesinar a Felipes, Valeria Hernández de Niños Índigo y Sebastián Agurto de Narval Orquesta.
Siendo ya el quinto proyecto de la banda, éste resalta todos los años de experiencia que tortuganónima ha adquirido desde el lanzamiento de su primer proyecto en el año 2012, y se comienza a desenmarcar del sonido tradicional y monótono del math rock. Respecto a esto, Imago va un poco más allá de lo que podría considerarse como distintivo en el estilo, ya que incorpora sonidos, instrumentos e incluso líricas atípicas para el género. Hablando de líricas, el tema “Penumbra”; es uno de los buenos puntos que ofrece este álbum, el feature del gran Koala Contreras le da un toque único. También, el track “Magnolias” cuenta con la aparición de Valeria Hernández, haciendo dueto con la voz del guitarrista Gérard Bertin.
Aún con la experimentación presente a lo largo de este LP, creo que “Imago” se queda un poco corto en algunos aspectos, ya que en ciertos pasajes, los loops y las dinámicas de las guitarras pueden sonar un poco repetitivas y algo cortas de inspiración. También me hubiera gustado que el bajo tuviese un poco más de protagonismo, ya que en algunas canciones no destaca mucho al punto de ser intrascendente. Esto es algo que desde mi punto de vista cambiaría, y que sin duda mejoraría el resultado final, pero no es un aspecto que empeore la experiencia de escuchar el disco del todo.
Algo que sí puedo rescatar, destacar, y remarcar de la quinta placa de la agrupación nacional, es que es un álbum muy sólido en la producción y masterización. Tomás Pérez y Takaaki Mino -integrante de la reconocida banda de math rock Toe– han hecho un muy buen trabajo con el sonido de este álbum, a tal punto que lo considero en esta categoría -y en general- como uno de los mejores en los últimos tiempos a nivel país. No todas las bandas son capaces de contar con la mirada atenta de figuras importantísimas para sus géneros, e instancias como ésta, sin duda elevan el estándar para el resto de la escena. Parte muy importante de este salto de calidad va en la ingeniería de sonido de cada proyecto, ya que bandas creativas hay muchas.
Un track que me gustaría destacar respecto al resto -y que en mi opinión podría ser el mejor- es el décimo, y el que le da cierre a este álbum, el homónimo “Imago”. En este gran cierre, tortuganónima nos presenta una atmósfera un tanto hostil e intranquila, que genera un marcado contraste respecto a las melodías agresivas, y un tanto alegres de las guitarras, entrando a continuación el saxofón, en un solo que nos puede recordar a una intensa improvisación de free jazz. El nuevo baterista de la banda, Octavio Cañulef, dejó caer toda su creatividad y toque personal al tema, invitando a tocar en éste al saxofonista nacional Sebastián Agurto de Narval Orquesta, quien fuese su antiguo compañero en esta agrupación.
En resumen, es un disco que tiene bastantes puntos por mejorar, pero aún así está en un gran nivel respecto a sus pares de la escena local. Si tuviese que mejorarle algo a este álbum, claramente sería darle más protagonismo al bajo, y además me aventuraría a agregar más canciones con voces, ya que los temas que contaron con invitados llenando el espacio de vocalista, fueron de los más interesantes, e hicieron una gran combinación junto al resto de componentes de la banda.
Mi puntuación para este álbum es de 7/10.